Convento de las Clarisas

Convento de las Clarisas

Si estás buscando un lugar encantador para disfrutar de unos dulces únicos, no puedes perderte el Convento de las Clarisas en C. de Abapies, 37, Chinchón. Este convento, fundado por los V Condes de Chinchón en 1653, es un auténtico tesoro donde las monjas te atienden con una sonrisa cada vez que llamas al timbre. Allí, la tradición de la repostería fina se vive a tope, y créeme, sus productos son de muy buena calidad. ¡Te vas a quedar con ganas de más!

Además de su rica repostería, el convento es un lugar con historia; las Clarisas, parte de una orden fundada en 1211, han mantenido su claustro cuidado a través de los siglos. Si quieres saber más sobre su legado y disfrutar de un momento dulce, puedes contactarlos al 918940158 o visitar su página web en ciudad-chinchon.com. ¡Te darás un capricho y, al mismo tiempo, disfrutarás de un pedacito de tradición en cada bocado!

Convento de las Clarisas

Convento de las Clarisas

Convento
4,2
70Reseñas
147Fotos
C. de Abapies, 37, 28370 Chinchón, Madrid
918 94 01 58
Convento de las Clarisas

Horarios Convento de las Clarisas

DíaHora
lunes9:00–14:0016:00–19:00
martes9:00–14:0016:00–19:00
miércoles9:00–14:0016:00–19:00
jueves9:00–14:0016:00–19:00
viernes9:00–14:0016:00–19:00
sábado9:00–14:0016:00–19:00
domingo9:00–14:0016:00–19:00

El horario podría cambiar.

Convento de las Clarisas

Mapa Ubicación Convento de las Clarisas

Convento de las Clarisas

Cuántos huevos hay que llevar al convento de Santa Clara

¡Hey! Si alguna vez te animas a visitar Chinchón, no puedes dejar pasar la oportunidad de entrar al Convento de las Clarisas, que está en C. de Abapies, 37. Te lo digo de corazón: es un lugar que tienes que conocer. Este convento no solo es un sitio con historia, sino que también está habitado por unas madres ejemplares que hacen unos dulces artesanales de rechupete. ¡En serio! Yo probé un montón de opciones y terminé comprando varias cajas porque era imposible decidirme por una sola.

Lo primero que hice fue tocar el timbre de la entrada, y una madre súper amable me atendió con una paciencia de santa. Me contó sobre todas las delicias que tienen, desde magdalenas hasta rosquillas. ¡Uff! Me hizo la boca agua, y lo mejor de todo es que es un dulce delicioso con una buena causa. Cada bocado no solo es placer, sino que también apoyas su labor. ¡Así que lo recomiendo al 100%!

El convento en sí tiene un aire de gran austeridad, construido con ladrillo y mampostería. Eso sí, si te gusta lo simple y bonito, ¡tienes que ver el patio! Es especialmente encantador en primavera. A pesar de que solo puedes acceso al patio y a la tienda para comprar dulces, vale la pena. Es un lugar que invita a la calma y a disfrutar de las riquísimas pastas que hacen, aunque debo admitir que las pastas de té son un poco un *timo*... solo las de arriba tienen chocolate y el resto nada. Pero las magdalenas, ¡ay, madre! Son generosas y con poco azúcar, ideales para los que valoran el buen gusto.

En resumen, siempre que visito Chinchón, me hago una escapada al convento. Además, la historia que tiene es fascinante, desde su fundación por el V Conde de Chinchón, hasta su magnífica Iglesia de estilo herreriano. Ah, y hablando de dulces, si alguna vez te preguntas cuántos huevos hay que llevar al convento de Santa Clara... ¡no te preocupes, simplemente ve y llévate un montón de dulces en caja y disfruta de la experiencia! Será un festín que no olvidarás.

Convento de las Clarisas

Quién fundó el convento de Santa Clara

Pero, ¡vaya! No te puedes perder el Convento de las Clarisas en Chinchón. Si estás por la zona, te aseguro que merece la pena hacer una parada. Este hermoso convento se encuentra a la entrada de Chinchón, viniendo de Ciempozuelos y, aunque no hay mucho tiempo para el culto (después de todo, son monjas de clausura), tendrás la oportunidad de visitarlo durante las jornadas de puertas abiertas que organiza la oficina de turismo. ¡Apunta! Son los primeros fines de semana de cada mes, excepto en verano. Y sí, la entrada es gratuita. ¿Te imaginas paseando por esos pasillos llenos de historia?

Ahora, si vas a hacer una visita, no olvides que el verdadero atractivo está en su patio genial. Aquí es donde podrás comprar unos dulces caseros, ¡y vaya dulces! La tienda de rosquillas, magdalenas y dulce de membrillo es un paraíso para cualquier goloso. Aunque hay que tener en cuenta que solo puedes ver el patio si decides hacerte con unos de sus exquisitos productos. No son muy grandes las cajitas, pero por unos 7-12 euros te llevas a casa unos sabores que seguro que recordarán tus papilas gustativas. Así que, si no abren de inmediato, no dudes en darle al timbre un par de veces.

La amabilidad de las monjas es otro punto a favor. Te recibirán con una sonrisa mientras excusan lo que pueden a través de la puerta. Puedes acceder a la capilla por la puerta de la derecha, pero para los dulces tendrás que tocar a la izquierda. En cuanto a sus magdalenas, son de otro nivel—te voy avisando para que reserves un espacio en tu estómago. Si algún día no puedes entrar al monasterio, al menos saldrás feliz sabiendo que disfrutaste de sus delicias.

Por cierto, ¿sabías que este monasterio tiene una historia que data del siglo XVI? La construcción fue finalizada en 1653 por los V Condes de Chinchón. La iglesia tiene un estilo herreriano que te dejará impresionado, sobre todo su Panteón de los V Condes en mármol, aunque si no te deja ver el interior por ser día laborable, siempre hay tiempo para volver. Para más curiosidades, el convento de Santa Clara fue fundado por Santa Clara de Asís, en un momento en el que se buscaba una vida más austera y dedicada. Para ti que lo quieras explorar, Chinchón te espera con una mezcla de historia y dulces que no querrás perderte.

Convento de las Clarisas

Dónde se encuentra el Convento de las Clarisas

Así que, después de haber disfrutado de un delicioso recorrido por Chinchón, te encuentras frente al Convento de las Clarisas, ubicado en C. de Abapies, 37, 28370 Chinchón, Madrid. Es un lugar que simplemente emana paz. La capilla está muy bien conservada y es fácil dejarte llevar por la calma del ambiente. Es como si el tiempo se detuviera un poco allí, y estás rodeado de flores en su patio, lo que añade un toque especial al lugar.

Hablando de lo que realmente importa, la repostería hecha por las monjas es digna de mencionar. He probado casi todas las especialidades y, sinceramente, ninguna me ha defraudado. Si tienes la oportunidad, ¡no te vayas sin probar sus mantecados y pastas de té! Son verdaderamente una delicia, aunque me parece que hay que tener cuidado con algunas elecciones, como las pastas de chocolate. Te diré que, aunque están sabrosas, en algunas cajas la mayoría son las normales y solo algunas llevan chocolate. Pero oye, es parte de la aventura, ¿no?

Por cierto, hay que estar atentos al tema del horario de visitas del templo, porque es bastante reducido. Así que si planeas pasar, quizás quieras llamarlos o chequearlo antes para no quedarte con las ganas. ¡Asegúrate de tocar el timbre para que te abran, como un verdadero convento que es! El precio de las magdalenas y roscas también vale la pena, ya que son mucho mejor que la bollería industrial. A veces hay un pequeño lujo en gastar un poco más, y en este caso, creo que compensa totalmente.

Y volviendo al tema de la atención al público, hay que mencionar que podría mejorarse un poco. La vez que fui, la monja que nos atendió no llevaba mascarilla y eso me dejó un poco con la inquietud. Aunque había una mampara de vidrio en la tienda, en la iglesia era un poco más arriesgado. Es un detalle que deberían cuidar mejor, la verdad. En fin, si buscas un lugar para disfrutar de un dulce con historia y sabor, este convento es ideal, pero siempre con precaución.

Convento de las Clarisas

Cuándo fue fundado el Convento de las Clarisas

Te cuento que el Convento de las Clarisas en Chinchón es todo un encanto. Cuando entras, lo primero que notas es lo precioso que es el edificio. Aunque no puedas recorrer todo el convento porque es de clausura, el patio que da acceso a la tienda ya vale la pena. Es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Además, la monjita que nos atendió fue súper amable, te hace sentir como en casa. Eso sí, hay que tener en cuenta que los precios son un poco subiditos, pero al final, vale la pena por la experiencia y esos dulces que preparan.

¡Hablemos de la repostería! Decididamente, no puedes dejar pasar la oportunidad de probar las pastas y rosquillas. Están riquísimas, aunque un par de amigos se llevaron una pequeña decepción con las pastas de chocolate, ya que solamente era la primera capa. ¡Ese ahorro en chocolate, vaya con las monjitas! Pero a pesar de eso, lo que realmente merece el viaje son los dulces tradicionales. Me encantan las magdalenas, están hechas con tanto amor y seguramente también con un toque de oración. Sin duda, es una parada obligada si te encuentras en Chinchón.

Y ya que estamos, no te olvides de probar los famosos soplillos y mantecaos. Aunque algunos dicen que estaban un poco secos, yo creo que tienen un sabor auténtico que no te puedes perder. Eso sí, hay que reconocer que las monjitas tienen una mano impresionante para la repostería, ¡sus dulces son verdaderamente deliciosos! Así que, aunque pueda haber alguna pequeña crítica, la experiencia general es de 5 estrellas. Un verdadero placer para el paladar.

Por último, te cuento que este convento tiene su historia, ya que fue fundado en el siglo XVI. Así que mientras te deleitas con sus dulces, también puedes sentirte conectado con una tradición que ha perdurado por siglos. ¡No te lo pierdas la próxima vez que estés por Chinchón!

Convento de las Clarisas

Quiénes fundaron el Convento de las Clarisas

Y hablando del Convento de las Clarisas, no puedo dejar de mencionar lo espectacular que es tanto por dentro como por fuera. La fachada tiene ese aire histórico y precioso que te invita a quedarte a contemplarlo un rato. La verdad es que es uno de esos lugares que si pasas por Chinchón, deberías marcar en tu mapa. Aunque, honestamente, la visita no es tan sencilla: a mí me costó un poco poder entrar. Al final, no pudimos visitarlo como tal, así que las opiniones son un poco difíciles de valorar.

Pero, ¡hay una cosa que sí te puedo contar! Si tocas la campana de la comunidad, puedes comprar unas rosquillas hechas a mano que son realmente un manjar. En cuanto al precio, son 10€ por 500 gramos, así que ya sabes, ¡si te van los dulces, puede ser una buena parada! Y lo mejor de todo es que, aunque ahí dentro no pudimos disfrutar de la visita, las monjas tienen un sistema súper moderno porque ¡aceptan tarjetas de crédito!

Si decides parar a comprar algún dulce, te aseguro que las galletas que venden son buenísimas. Te animo a que las pruebes, ¡y me cuentas! En fin, que aunque no se pueda visitar el convento en sí mismo, el ambiente y la calidez de la comunidad hacen que valga la pena conocer un poco de su encanto. Y quién lo fundó, si te lo preguntas, en realidad fue en el siglo XVI por la Orden de Santa Clara, que siempre ha estado por aquí trayendo paz y dulzura a este bonito rinconcito de Madrid. ¡Definitivamente un lugar lleno de historia!

Convento de las Clarisas

Fotografías Convento de las Clarisas

Convento de las Clarisas
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